Aprendamos de los errores que se cometieron con el vertedero del ¿ señor? Fenoll, y preservemos por igual el medio ambiente y la producción de la factoría.
Fortuna y Abanilla piden medidas por los olores de una fábrica de grasas
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La empresa afirma que no tiene constancia de las quejas y que mantiene buenas relaciones con ambos municipios
La empresa Grasas Martínez González está ubicada en el paraje de El
Sanel, en Abanilla, pero cada vez que sopla el viento los supuestos
malos olores viajan hasta Fortuna. Tal es el problema que sufren los
residentes de las avenidas Salvador Allende y Juan de la Cierva, el
Barrio de San Roque, la calle Purísima y la pedanía de Los Baños, que el
pasado julio la alcaldía fortunera se dirigió por escrito a la de
Abanilla. Lo hizo hasta en dos ocasiones para exigir a la corporación
vecina, también del PP, «una urgente solución a estos problemas de malos
olores, que están afectando gravemente a la calidad de vida de los
vecinos».
La polémica por este supuesto hedor fronterizo se remonta a 2012. En junio la alcaldesa, Catalina Herrero, se reunió con la Dirección General de Medio Ambiente para recordarle la situación y solo un mes después remitió una comunicación dirigida a la propia directora general, Encarna Molina. «A pesar del considerable tiempo transcurrido, no se ha puesto solución a estos problemas y los episodios de malos olores continúan produciéndose».
Esta guerra de escritos llegó a las filas de los socialistas fortuneros y abanilleros. Los primeros han denunciado en Pleno y por escrito «fuertes y nauseabundos olores, que se acrecientan en la época veraniega debido a las altas temperaturas». Mientras que los segundos preguntaron por el asunto al Ayuntamiento de Abanilla, que finalmente, y ante la presión popular, dirigió un requerimiento a la mercantil. Fue apremiada para que procediera «a la colocación de filtros que consigan amortiguar los humos y olores procedentes de las calderas y digestores y acredite documentalmente su colocación».
Para el Consistorio abanillero queda «constatada la presencia de malos olores, como consecuencia de la citada actividad», y advierte a la empresa dedicada a los subproductos cárnicos, y que gestiona cadáveres de animales, de que si no cesan las molestias denunciadas «se adoptarán las medidas de suspensión de actividad».
Un portavoz de Grasas Martínez González aseguró que no tienen «constancia de quejas; llevamos desarrollando quince años nuestra actividad y todo va bien». «Las relaciones con los dos ayuntamientos son buenas», apostilló.
La Dirección General de Medio Ambiente confirmó ayer que sus técnicos han inspeccionado la sede de la empresa en los tres últimos años y han constatado «la realización de modificaciones sustanciales en las instalaciones que no cuentan con autorización», por lo que han requerido a la mercantil «para la adopción de las medidas necesarias, además de la legalización de dichas instalaciones, sin perjuicio del correspondiente expediente sancionador».
También han facilitado un formulario a la Policía Local de Fortuna,
que debe rellenar cuando se produzcan los episodios para aportar datos a
la investigación sobre el posible foco. Tienen previsto realizar una
nueva inspección, en la que se determinen otras posibles medidas
cautelares.
(...)».
La polémica por este supuesto hedor fronterizo se remonta a 2012. En junio la alcaldesa, Catalina Herrero, se reunió con la Dirección General de Medio Ambiente para recordarle la situación y solo un mes después remitió una comunicación dirigida a la propia directora general, Encarna Molina. «A pesar del considerable tiempo transcurrido, no se ha puesto solución a estos problemas y los episodios de malos olores continúan produciéndose».
Esta guerra de escritos llegó a las filas de los socialistas fortuneros y abanilleros. Los primeros han denunciado en Pleno y por escrito «fuertes y nauseabundos olores, que se acrecientan en la época veraniega debido a las altas temperaturas». Mientras que los segundos preguntaron por el asunto al Ayuntamiento de Abanilla, que finalmente, y ante la presión popular, dirigió un requerimiento a la mercantil. Fue apremiada para que procediera «a la colocación de filtros que consigan amortiguar los humos y olores procedentes de las calderas y digestores y acredite documentalmente su colocación».
Para el Consistorio abanillero queda «constatada la presencia de malos olores, como consecuencia de la citada actividad», y advierte a la empresa dedicada a los subproductos cárnicos, y que gestiona cadáveres de animales, de que si no cesan las molestias denunciadas «se adoptarán las medidas de suspensión de actividad».
Un portavoz de Grasas Martínez González aseguró que no tienen «constancia de quejas; llevamos desarrollando quince años nuestra actividad y todo va bien». «Las relaciones con los dos ayuntamientos son buenas», apostilló.
La Dirección General de Medio Ambiente confirmó ayer que sus técnicos han inspeccionado la sede de la empresa en los tres últimos años y han constatado «la realización de modificaciones sustanciales en las instalaciones que no cuentan con autorización», por lo que han requerido a la mercantil «para la adopción de las medidas necesarias, además de la legalización de dichas instalaciones, sin perjuicio del correspondiente expediente sancionador».
Investigación del foco
(...)».
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