viernes, 13 de abril de 2018

EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE LOCKE

JOHN LOCKE 1632-1704

Es habitualmente considerado el progenitor del individualismo liberal.
Su pensamiento considera al hombre como un ser razonable que busca la libertad y la felicidad, a través de la paz, la armonía y la seguridad. La política debe garantizarlas.
Al contrario que Hobbes, no creía en la maldad natural del hombre, aunque tampoco en la ingenuidad natural que sostendría más tarde Rousseau. Simplemente, el estado natural del hombre es mejorable.

La propiedad la consideraba como un hecho humano y social decisivo. Por ello los gobernantes serán los encargados de asegurar el bienestar y la propiedad por delegación de los propietarios (ciudadanos  plenos y responsables, según su opinión).

Locke veía conveniente la división de poderes, pero consideraba al legislativo superior al ejecutivo. Estos poderes estarían limitados por los derechos naturales, especialmente la libertad y la propiedad. Separaba al gobierno civil de las opiniones religiosas y creencias, pero respetándolas escrupulosamente.

Sus obras más importantes fueron: “Dos ensayos sobre el gobierno civil”, “Carta sobre la tolerancia” y “Ensayos sobre la Ley Natural”.


martes, 27 de marzo de 2018

EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE HOBBES 1588-1679


Adoptó un planteamiento racionalista a partir de su formación y viajes por varios países europeos. Traductor de Tucídides, rechazó en cambio las ideas innatas de los aristotélicos. En cambio mostró interés por la importancia de los signos y el lenguaje en el comportamiento social del ser humano.

Aunque empezó sosteniendo convicciones monárquicas comunes en sus obras “Elementos del derecho natural y político” y en “Tratado del ciudadano”. Pero en “Leviatán” de 1651 dio un cierto giro y enunció las claves que lo convierten en un autor discutido y famoso.

Rechazó el idealismo racionalista de su contemporáneo Descartes y defendió un materialismo mecanicista presidido por el engranaje mental del ser humano. Sus planteamientos responden a la importancia de la materia y el movimiento como lo verdaderamente perceptible por el ser humano.

Sus conclusiones sobre el ordenamiento político pasan por el origen del poder y la conveniencia de aceptarlo. Basa esa aceptación en el interés profundo de los individuos y en el mantenimiento de la paz. Es pesimista porque piensa que en el estado natural el ser humano es feroz, pero también opina que esa tensión impulsa a buscar un pacto de convivencia para formar una sociedad que salvaguarde a cada individuo, y  superar la fastidiosa fase primitiva de egoísmo ciego.

El gobierno debe delegarse en pocas manos para ser eficaz. Considera que la cesión de soberanía es irreversible, igual que opinaba Bodin. Hobbes piensa que el deber del rey, su conciencia profesional, y su mera conveniencia para reforzar su legitimidad, le hacen atender correctamente al interés del pueblo: “el bien del soberano y el del pueblo no pueden ser separados”. El monarquismo de Hobbes, al contrario que otros teóricos anteriores,  por tanto no se apoya en la religión ni en la fidelidad personal a una dinastía, sino en la utilidad práctica: el individuo alcanza su mayor madurez en un estado autoritario.


miércoles, 29 de noviembre de 2017

LOS ÉXITOS DE MURSILIS I

Sus ecos nos han llegado principalmente a través del edicto de Telepinu, y por algunas alusiones de Hantilis, sucesor de Mursilis I ( CTH 10-13).

Tras una primera etapa de consolidación cuando el rey era joven, y tal vez bajo la rgeencia de un oscuro perosnaje llamado Pimpira, posteriormente Mursilis I actuó decididamente en el norte de Siria y en Mesopotamia.

Desarticuló el reino de Iamhad tomando su principal centro, la ciudad de Alepo ( CTH 11). Según reza el edicto de Telepinu "Él (rey) venció a Alepo, y destruyó Alepo y llevó cautivos y posesiones de Alepo a Hattusa". Pero su acción más espectacular fue la incursión sobre Babilonia, el gran centro de poder de Mesopotamia desde los inicios del II milenio a.c. Los decadentes sucesores de Hammurabi se habían visto cada vez más encerrados en los alrededores de su capital por la proliferación de principados hurritas y kassitas. El desdichado Samsudita fue el último gobernante de la estirpe de Hammurabi. La crónica babilonia 20 deja pocas dudas: "En el tiempo de Samsudita, el hombre de Hatti marchó contra Akkad". El hecho debió ocurrir en torno a 1595 a.c, según la hipótesis cronolólogica más aceptada

Mucho tiempo después, Mursilis II recordaba las hazañas de su antecesor homónimo:

"Ya antaño, el país de Hatti, con la ayuda de la diosa del Sol Arinna usó su furia contra los países circundantes, como un león. Y es más, la usó para destruir cualquier (ciudad como) Alepo y Babilonia, las posesiones de toda la comarca, la palata, el oro y los dioses ̶  los usaron para colocarlos ante la diosa Sol Arinna ̶"
(KUB XXIV )

Comprobamos como el prestigio suscitado por la captura de Babilonia resonó durante siglos. Sus efectos prácticos fueron sin embargo, limitados. Demasiado alejada del centro de poder hitita y con los hostiles principados hurritas situados en la ruta más directa, Babilonia no podía ser retenida. Mursilis I se conformó  con un importante botín, pero los beneficios territoriales fueron para los kassitas, que posiblemente habían actuado como aliados o incitadores de la atrevida expedición hitita.