viernes, 21 de julio de 2017

¿CANIBALISMO EN EL NORTE DE SIRIA DURANTE LA INTERVENCIÓN HITITA DE MURSILIS I ?


Los relatos sobre las campañas de Mursilis I en el norte de Siria, como prueban las referencias a la ciudad de Alepo y a la intervención de los vecinos reyes hurritas, tuvieron un trasfondo real. Sin embargo, estamos ante una narración con tintes de leyenda o ciclo de aventuras. Al ser un fragmento desgraciadamente solo se puede conjeturar sobre como discurría el resto de la narración perdida. Lo más llamativo es la referencia a la práctica del canibalismo en la zona por parte de personajes indeterminados, y la enigmática referencia a “Dumu. Mah.Lil”  al que Kaniu somete a una prueba mediante ofrendas para determinar su carácter divino o humano. La comparación con los episodios de las hazañas míticas y maravillosas de Gilgamesh o de Ulises rápidamente acuden a la memoria. Estilísticamente hay que señalar el uso de la primera persona del plural, que proporciona al relato un tono más literario y cercano.

CTH 17.1

“Al hombre que llega junto a ellos acostumbran a comérselo. Si ven una persona gorda, la matan y se la comen.

Pero cuando sucedió que los hombres de la ciudad de Suda y los de la ciudad de Zu… llegaron en auxilio de la ciudad de Uqapuwa, vinieron en contra suya el hombre de la ciudad de Suda, Kaniu, y la ciudad de Uqapuwa (…) subió a Dumu.Mah.Lil a la ciudad y también subió a su ejército. Kaniu tomó carne de cerdo asada y se la ofreció a Dumu.Mah.Lil diciendo “Si toca esto, es un dios, pero si no lo toca, es un hombre, así que si es mortal, podremos luchar”. Dumu.Mah.Lil tomó la carne de cerdo y se la comió, y les dio de comer y de beber (…) se los comieron. Solo Zuppa se salvó (…) capturaron a los mensajeros  del rey de Alepo y se los devolvieron a Alepo. A la madre de Zuppa la capturaron en la ciudad de Tinisipa, la mataron, y se la comieron.

Cuando nos fuimos de la ciudad de Nuhanyana, nos pusimos en marcha y galopamos hacia la ciudad de Ilanzura. Nos llevamos sus vacas y sus ovejas y abusamos de sus habitantes. Como habíamos oprimido tanto el territorio, el rey de Ilanzura mandó llamar a los reyes hurritas Uwanta, Urutitta, Arka…y Uwagazzana y les regaló copas de oro.”

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