En cambio, los reinos del norte de Siria, como Karkemish, Patina y hasta cierto punto Hama y otras localidades mantuvieron su población semita con influencias culturales y dinastías palatinas de origen hitita. Karkemish siguió contando con cierto rango honorífico, derivado de su anterior posición como capital virreinal durante el Imperio Nuevo.
De los siglos XII y XI a.c. existen pocas noticias sobre estos países, Probablemente estaban en plena reorganización después del colapso de Hattusa y la pérdida de su cobertura. Además estos años coinciden con la creciente infiltración aramea que llegó hasta Sam’al. Algunos reyes de Karkemish ostentaron nombres de antiguos monarcas hititas (Talmi-Teshub).
Solo a través de referencias asirias tenemos indicios de la región en esta etapa oscura. La expedición de Tiglat-Pileser I ( 1115-1075 a.c). contra lo que todavía los asirios conocían como el Hatti, la tierra al oeste del Eúfrates, dice: “ Recibí tributo de Biblos, Sidón, y Arwad; recibí también un cocodrilo y un gran mono de la orilla del mar. Durante el regreso me enseñoreé de toda la tierra de Hatti e impuse a Ini-Teshub, rey de Hatti (rey de Karkemish) tasa, tributo y troncos de cedro”.
Desde el 1000-850 a.c. en cambio proliferaron los monumentos de las dinastías locales imitando hasta cierto punto los antiguos modelos imperiales, proporcionando nombres de monarcas y sus trabajos constructivos. Se aprecia una estabilización y aumentan las inscripciones escritas en la versión jeroglífica de la escritura hitita, que se había popularizado en los últimos años del imperio.
De nuevo las fuentes asirias son más explícitas. Bajo Assurnasirpal II (883-859 a.c.) sus ejércitos se limitaron a meras marchas demostrativas ante Karkemish y Patina, puesto que el verdadero interés del rey estaba centrado en la yugulación del reino arameo de Bit Adini, situado más al sur, en la curva del Éufrates.
Salmanassar III (858-824 a.c.) lanzó campañas sucesivas, al principio contra los estados arameos. Sin embargo los neohititas se solidarizaron con estos últimos y enviaron contingentes al frente conjunto que rechazó a los asirios en Qarqar. Entre 840-830 a. c. Salmanassar III extendió sus incursiones a los principados de Patina, Malatya, Que y Tabal imponiéndoles tributos, si bien conservaron su independencia política. Karkemish y Kummuh, fronterizos con Asiria, optaron por la diplomacia desde el principio mediante actos de sumisión para ahorrarse problemas.
Con Adad-nirani III (810-783 a.c.) se impuso un mayor control. Derrotó a la coalición occidental, estableciendo un protectorado sobre Kummuh. Desde Til Barsip el gobernador asirio Shamsi-Ilu intervino activamente en el área, aunque Gurgum bajo su rey Halparuntiya III resistió las presiones.
Hacia el 750 a.c. curiosamente sería Urartu el poder más expansivo, actuando sobre Tabal y sobre el alto Éufrates en la sensible zona de Malatya y Kummuh. Ante el desafío, el monarca asirio Tiglat-Pileser III (744-727 a. c.) desplegó sus fuerzas apuntándose un importante éxito en Kishtan en el 743 a.c., que además le permitió anexionarse Patina.
El final de la independencia neohitita llegaría con Sargón II (721-705 a.c.): Karkemish Gurgum, Kummuh, Sam'al, Que y Malatya fueron anexionados y transformados en provincias imperiales. Hilakku y Tabal mantuvieron un precario equilibrio convertidos en moneda de cambio entre Asiria y la Frigia del rey Midas (el Mita de Mushki de los textos asirios). De hecho Sargón II fallecería en una campaña en Tabal tratando de oponerse a los bárbaros cimerios que empezaban a devastar Asia Menor.
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