viernes, 14 de enero de 2011

ADJUDICACIÓN DE DEUDA IBERICA: UN RESPIRO PERO CON LA ESPADA DE DAMOCLES DEL NEGATIVO BALANCE DEL SECTOR FINANCIERO PENDIENDO SOBRE NUESTRAS CABEZAS

 COMISIÓN DE DIPUTADOS EUROPEOS EXIGEN GARANTÍAS DE SERIEDAD A ESPAÑA

RESPIRO ¿ TEMPORAL? DE LA COLOCACIÓN DE DEUDA PÚBLICA PORTUGUESA Y ESPAÑOLA 

Como podemos deducir del correcto comportamiento de la última emisión de deuda pública de los dos países ibéricos, en estas primeras semanas de enero hemos logrado una tregua y nuestra maltrecha liquidez se mantendrá algún tiempo más. Para conjeturar los posibles derroteros que se presentarán en este decisivo primer semestre de 2011, conviene hacer una somera  descripción de las situación por sectores concretos, y luego establecer un balance general, de conjunto.

La economia productiva actual empieza a tener parámetros positivos. Hay empresas, sobre todo las vinculadas al sector exportador y la demanda de otros países, que estan claramente recobrándose. Los ajustes particulares acometidos en este trienio de crisis en cada entidad han saneado a un cierto número de ellas, y las más ineficientes han desaparecido, aunque dejando una dolorosa estela de parados. El Estado ( aquí incluímos al central, regional y al local ) comienza a aplicar lo que hasta ahora solo proclamaban de boquilla: recortes que por retrasados han sido aún más traumáticos, pero que le devuelverán a medio plazo ( uno o dos años ) a un nivel de gasto equilibrado respecto a sus ingresos corrientes, y que por tanto podría afrontar a trancas y barrancas.


Y finalmente el misterio, o la trampa que nos esta lastrando auténticamente: la situción de muchas de las Cajas de Ahorro, y en menor medida de los Bancos, que se han hecho con un stock inmobiliario, que desde luego no vale lo que ellos ponen en su cuenta de resultados. Curiosamente, se resisten a admitir la realidad de ese mercado por el que siempre juran ( en vano, añadiríamos ), lo cual demuestra que vivimos en un capitalismo de boquilla taladrado por el estatismo clientelar. En ese aspecto si estaríamos de acuerdo con muchos neoliberales sinceros ( aunque harían bien en constatar la diferencia entre la teoría y lo que ocurre en la práctica del sistema que defienden ) que señalan que en España hay un capitalismo manipulado por esa trama que calificamos como partidocracia, que altera las reglas a su conveniencia. Esta cuestión de la opacidad de la estructura financiera española, que es mencionada en voz baja una y otra vez desde hace ya un trienio pero que no se termina de admitir explicitamente. Por eso esta habiendo tantos retrasos en las cacareadas fusiones: nadie quiere una novia con "sorpresa" en forma de activos falsos, y por eso Rodrigo Rato decía que las fusiones tenían que hacerse despacio. El problema es que el tiempo corre, hay incertidumbre y eso puede ser peor que reconocer que cierto número de cajas están simplemente quebradas. Alguno dirá: " Bueno, como cualquier empresa, que acepten las consecuencias de sus pésimas gestiones, y si desaparecen, que desaparezcan"


Pero aparte del efecto arrastre que tendría sobre familias y otros agentes económicos recordemos a otro "damnificado" en ese supuesto de concurso de acreedores, ¿ Quien manda en las Cajas y saldría malparado de su desmantelamiento? La respuesta la sabemos todos mirando quien elige a los directivos supremos de las Cajas y se ha beneficiado hasta ahora torticeramente: toda la partidocracia institucional del PPsoe y formaciones satélites, que se reparten los consejos de administración de esas entidades financieras. De ahí la reluctancia a reconocer oficialmente ese fracaso, que sería un fracaso del sistema político vigente.

En definitiva, el problema no es tanto nuestra capacidad de producir riqueza a día de hoy, sino el pesadísimo  lastre acumulado por las deudas disparatadas del periodo zapateril, la excesiva dependencia enérgeticadel  exterior que amenaza con incrementar la inflación en este periodo delicado y la falta de garantías sólidas que se derivan de los pisos  aun no reconocidos a su precio auténtico, pendientes en reserva desde el desplome de la sobredimensión inmobiliaria.

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