martes, 9 de febrero de 2010

El pinchazo de la burbuja política zapateril.

Se nos ha estado hablando en los últimos tiempos del fin de la burbuja financiera, inmobiliaria o económica en España. La semana pasada asistimos al pinchazo oficial de la burbuja política en España, protagonizada por el socialismo en el último lustro, eso si, con la inestimable colaboración pasiva o activa de la otra pata del decaido régimen del 78, el Partido Patético del vacuo y estafador Rajoy. Y fue nada menos que uno de los correligionarios y destacado miembro del socialismo ( recordemos que en su día fue candidato a la presidencia de gobierno ), Joaquín Almunia, el encargado de expedir el certificado oficial de defunción del zapaterismo, con sus recientes declaraciones, en las que finalmente reconocía el secreto a voces del naufragio de credibilidad y de las torpes o simplemente inexistentes medidas anticrisis del actual gabinete monclovita. Es cierto que, por supuesto, Almunia actua como fiel vocero de los grupos financieros internacionales hegemónicos en Bruselas y de los gobiernos europeos ( igualmente partitocráticos ) de la eurozona, temerosos de verse arrastrados por los disparates de clientelismo y despilfarro que son las herramientas predilectas del Psoe para sostenerse en el poder. Zp se ha convertido en pocos meses en un proscrito para los mismos que hasta hace bien poco lo arrullaban, lo acogian y sonreian ante sus ofensivas anticatólicas, antinacionales y destructoras de valores íntimos del alertagado y sobornado pueblo español.

Pero la realidad siempre acaba imponiendo su ley. Los sacrificios son impostergables, la austeridad y el fin de las subvenciones a los amiguetes, inaplazables. El verdadero dilema no es ese. El verdadero dilema es si ese sacrificio recaerá sobre las rentas del trabajo en exclusiva, tal como pretenden esos poderes internacionales mediante los hipócritas de los partidos institucionales, o si bien se hará un reparto nacional entre las rentas del trabajo y las del capital. Si a la ganacia legítima y justa, pero tambien a su correspondiente contribución al erario público. Por una verdadera política nacional-española que reparta el esfuerzo.

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