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MURCIA
Un destierro de final incierto
A pesar de la aparente marcha de las prostitutas de El Esparragal, los vecinos se muestran escépticos ante su posible vuelta en el caso de que se retire el dispositivo montado por Policía Local y Guardia Civil
P. NAVARRO
MURCIA
Fernando León de Aranoa las retrató como princesas sin reino, o al menos como las dignatarias de uno carente de toda fantasía. Para los vecinos de El Esparragal, no pasan de ser otra cosa que un problema que debe ser desterrado de su feudo, para hacer de él, de nuevo, un lugar de cuento. «Vine a las afueras porque pensaba que viviría mejor y me encontré en medio del Barrio Rojo», piensa cada día, indignado, Francisco López, un representante de la asociación de vecinos de la zona. Por suerte para ellos, tras innumerables quejas, hay un aleluya para esta semana: las llamadas trabajadoras del sexo han sido removidas, una vez más, de la pedanía murciana, o al menos, de aquellos lugares donde eran más visibles. El responsable de esta hégira: el dispositivo organizado por la Policía Local de Murcia con el apoyo de Guardia Civil.
No obstante, esta estampa inédita es engañosa. No es necesario marcharse muy lejos para encontrar de nuevo a la mayoría de las chicas en plena faena. Algunas continúan ejerciendo apenas a 200 metros, junto a la puerta del cementerio de Cabezo de Torres. Otras han optado por desplazarse a la salida de Fortuna con la A-7, uno de los enclaves tradicionales para hacer la calle. Incluso, es posible toparse con ellas en la carretera que une Abanilla con Santomera. «Cada mañana varios coches las reparten por diferentes puntos. Si divisan alguna patrulla, simplemente, se colocan un poquito más allá, donde no se les vea», comentaban el miércoles unos obreros que trabajan no muy lejos de la urbanización Montepinar. «Si nos echan de aquí a tendremos que ir algún lado», añadía una de las chicas.
LOS VECINOS, CONTENTOS
«Su exhibición provoca accidentes»
Sin embargo, que se siga ejerciendo la prostitución cerca de las urbanizaciones es algo que no quita el sueño a los vecinos. A ellos les basta con no encontrarse con meretrices semidesnudas de camino a casa o mientras llevan a sus hijos a la escuela y eso, por el momento, ya no está ocurriendo. «A la Policía no la vemos mucho, pero el cambio sí ha sido notable», apuntaba Francisco López, contento por haber resuelto, momentáneamente «un gravísimo problema». «No juzgamos el echo de que estas señoritas se prostituyan, pero no tenemos por qué soportar que estas mujeres se exhiban e incluso, se prostituyan delante de menores. Y ello sin contar que su actividad provoca accidentes de tráfico todas las semana», añadía el representante vecinal.
NADA ES PARA SIEMPRE
«Sin un cliente en toda la mañana»
Lo que ocurre es que todo el mundo sabe que nada es para siempre, incluido un dispositivo policial. Las primeras que cuentan con ello son las propias prostitutas. «Aquí no he tenido un cliente en toda la mañana, cuando normalmente a esta hora ya he prestado servicios a dos o tres», lamentaba Denisa, una chica Rumana que se vio obligada el pasado martes a desplazarse a la carretera de Fortuna, tras ser 'echada' de Montepinar. Por eso, la joven piensa volver a su emplazamiento habitual cuando la vigilancia se relaje un poco. Su compañera Gabriella piensa seguir el mismo camino. Los propios vecinos también se muestran escépticos ante una posible retirada de las patrullas tras los comicios europeos. «No es la primera ocasión en que nos dejan tirados. Cada vez que hay unas elecciones nos echan un cable y después se olvidan de nosotros, como ya ocurrió en las pasadas Generales», recordaba López, que no obstante reconocía muy agradecido a pesar de que esta ayuda pueda obedecer a «la obtención de algún rédito político».
PULSO CON EL AYUNTAMIENTO
Reunión para calmar ánimos
La propia Nuria Fuentes, concejala de Seguridad y Circulación del Ayuntamiento de Murcia ha reconocido que el dispositivo de Policía Local sólo se mantendrá algunas semanas más, hasta que se estabilice la situación, pero también incidió en que se mantendrá, a toda costa, el compromiso adquirido con los vecinos de la zona, de forma que «si las prostitutas optan por volver, movilizaremos de nuevo a los efectivos». Con estas premisas, el pulso entre consistorio y las trabajadoras del sexo parece estar servido. «Son ellas las que tiene que decidir si quieren trabajar sólo una semana al mes, porque no les vamos a permitir que se vuelvan a instalar en la zona», puntualizaba Fuentes.
Ante la tensa situación, CATS (Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo) ha comenzado a movilizarse para evitar que la sangre llegue al río. Nacho Pardo, su coordinador, ha iniciado una ronda de contactos con los diferentes colectivos de prostitutas que ejercen en El Esparragal para intentar mediar en el asunto. De hecho, el pasado viernes mantuvo una primera reunión en Orihuela con las mujeres procedentes de Bulgaria. El siguiente paso es hablar con las rumanas. «En este tema todo el mundo tiene sus quejas y su parte de razón, por eso, queremos escuchar a todas las partes y no ponemos la mano en el fuego por nadie», apuntaba Pardo. El responsable de CATS no sabe si se podrá evitar la vuelta de las chicas, pero si espera que estos encuentros marquen un antes y un después. «Está claro que hay propósito de enmienda, al menos para aumentar la discreción», indicaba Pardo, que espera llegar a algún acuerdo con la concejala Fuentes durante el encuentro que mantendrán el próximo 2 de junio. Un acuerdo que satisfaga a los vecinos permita a las chicas volver a vender su cuerpo en la calle por una miseria, pero eso es otra historia.